DIMENSIONES



Todos los antiguos calendarios y profecías de nuestros ancestros hablan de una nueva Edad de Oro. Una época donde la potencialidad humana será expandida permitiéndonos manejar cualidades psíquicas, una conciencia mayor a la que actualmente tenemos y un entorno donde la armonía y el amor serán predominantes.


Este despertar ya está sucediendo y se manifiesta diario en nuestras vidas. No sólo estamos despertando nosotros sino que todo el planeta está evolucionando a octavas vibratorias superiores. Como todo proceso de cambio, muchas veces lo percibimos mientras lo transitamos como algo traumático para luego darnos cuenta, en el tiempo, del significativo crecimiento que éste nos trajo.


El despertar está asociado a una nueva conciencia también llamada conciencia Crística o Búdica, y ésta tiene que ver con el reconocimiento colectivo de nuestra esencia, con el saber que todos somos Uno. El despertar dimensional ha llegado para quedarse.



¿Pero qué son las dimensiones? ¿Qué significa cambiar de dimensión?



Las dimensiones son los diferentes estados de la existencia que experimentamos durante el camino hacia el Ser Único. Es decir, son los pasos evolutivos que el Ser decidió experimentar para regresar a la fuente divina. Todos los niveles dimensionales se encuentra en el aquí y ahora, la diferencia es la longitud de su onda o frecuencia. Las dimensiones son frecuencias dentro de la cual vibramos. También son, podríamos decir, niveles de conciencia. Son algo parecido a las bandas de radio con sus frecuencias y estaciones. Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la octava dimensional donde se encuentra la Tierra en estos momentos. Igualmente existen otras dimensiones que se corresponden a otras octavas migratorias que se encuentran actualmente fuera de nuestra comprensión humana.



Cambiar de dimensión significa expandir nuestra conciencia. Es famosa la historia del personaje animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional o plano. Su cerebro había aprendido que así era su realidad formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco. Era inconcebible para él pensar en objetos con volumen o tridimensionales. Así es para nosotros pensar en realidades que no sean la conocida, un imposible desde nuestras creencias, ya que nuestro cerebro está entrenado para percibir de una manera determinada. Entonces cambiar de dimensión es expandir nuestra forma de percibir la realidad, de ver las cosas. Ahora nos encontramos pasando a una realidad más energética, que se parece más al mundo de los sueños y la imaginación.



A pesar de que pienso que las clasificaciones son limitantes y lineales, que la realidad siempre las supera, me voy a basar en una clasificación para poder explicar las diferentes dimensiones haciendo la salvedad de que éstas siempre están interconectadas y que forman parte de un sistema de intercambio dinámico radial y vibratorio.



La primera dimensión es la encargada de convertir a la energía en materia, es la frecuencia básica de los átomos y las moléculas; por lo tanto, es la dimensión del microcosmos, es la frecuencia vibratoria de activación del ADN. Se puede decir que maneja un nivel de conciencia elemental referido al cumplimiento de funciones, o sea, una conciencia puntual: sabe cómo dirigirse de un punto a otro. Los minerales y el agua vibran en esta frecuencia. Los minerales son el aspecto cristalino de la misma, el agua el aspecto líquido de la misma. Se encuentra en los fluidos y las corrientes eléctricas del cuerpo humano, activa el código genético e impulsa energéticamente el sistema celular. Si tomáramos como metáfora al ser humano para describir las dimensiones, podríamos decir que la primera dimensión la experimentamos en la etapa prefetal, donde somos un conjunto de potencialidades con un programa de división celular y mantenimiento de funciones. Todas las dimensiones funcionan a todas las escalas y las de esta octava son las mismas en todo el universo.



La segunda dimensión es la frecuencia donde existen la mayoría de los animales y las plantas. Es también física e impulsa la identidad biológica. Es la vibración que mantiene la unión entre las especies, lo que se ha llamado el inconsciente colectivo de las especies, es decir, es la forma como se reconocen los animales de una misma especie para cumplir con sus funciones reproductoras. No posee diferenciación individual ni auto reconocimiento. En este nivel de conciencia no hay referencia temporal espacial. La conciencia es lineal o bidimensional. A nivel geométrico se corresponde con las formas planas como el círculo, el cuadrado, etc. Es la responsable de la variedad biológica y de todas las energías que se encargan de propiciarla como las fuerzas elementales de la naturaleza. Podemos tomar como ejemplo las bandadas de pájaros que actúan coordinadamente como un Todo, o los cardúmenes de sardinas, ambos han sido objeto de estudio y se ha comprobado que actúan como un cuerpo consciente donde cada uno de los miembros mantiene una distancia matemática entre ellos y que solamente rompen la formación cuando son atacados por algo. Siguiendo la metáfora del ser humano, la segunda dimensión se podría comparar con la etapa fetal, flotamos siendo uno con el entorno y en un estado no egoico, sin referencia temporal/espacial.



La tercera dimensión es donde existimos los seres humanos, también es física y el tipo de conciencia de esta vibración es volumétrica o tridimensional, a nivel geométrico se perciben formas como el cubo y la esfera y los sólidos platónicos. Hay una percepción lineal del tiempo y el espacio, con la capacidad de recordar el pasado y proyectar el futuro estando el presente. Se basa en la polaridad y la ilusión de separación, en el desarrollo de la identidad individual y la pérdida del sentido grupal. Esta es la frecuencia donde nos hacemos conscientes de nosotros mismos, desarrollamos el ego y creemos que estamos separados del Todo. Es en esta dimensión donde nos percibimos más separados del Todo que ninguna otra, por lo tanto, es aquí donde al Ser Único se le presentan más retos de integración y crecimiento. En el ser humano comienza a partir del segundo año de vida, cuando el niño empieza diferenciarse del entorno como individuo, a expresar sus deseos, a formar su ego. Es una etapa de aprendizaje muy importante, donde comienza la fragmentación. En tercera dimensión experimentamos un proceso de división del Ser que produce lo que llamamos personalidad. Es parte del trabajo de evolución el recoger y juntar todas las partes.



La cuarta dimensión es la frecuencia donde regresamos a la conciencia de integración grupal, sin pérdida de la individualidad. Esta frecuencia ha sido llamada zona arquetipal o inconsciente colectivo, es el lugar donde residen los sentimientos, las emociones y los sueños. En esta dimensión percibimos el tiempo en oleadas cíclicas o en forma de espiral. Existe en un campo cuántico donde se presentan simultáneamente todas las alternativas y posibilidades. Es la frecuencia de la sincronicidad, la empatía y la telepatía. Es la última dimensión donde experimentamos con el cuerpo físico como vehículo de aprendizaje. En esta frecuencia percibimos la multidimensionalidad y nos damos cuenta de nuestra personalidad, al hacernos conscientes que cada una de nuestras acciones afectan al Todo.



En estos momentos una gran parte de la humanidad se encuentra despertando apenas a la conciencia de cuarta dimensión y la sentimos sobre puesta sobre la tercera, por eso a nivel humano estamos pasando por la necesidad de compartir con grupos, revisar nuestras relaciones, buscar sanación y crecimiento con terapias. También es la causa del desmoronamiento de estructuras físicas, económicas y políticas por mucho tiempo establecidas, que ya no se corresponden con esta nueva vibración. Y cada vez vamos a ver más cambios a todos los niveles de aquello que no se corresponda con la nueva energía.



El cambio dimensional es a todas las escalas, no sólo lo estamos experimentando los seres humanos, sino también la Madre Tierra y a una escala mayor toda la galaxia. El cambio dimensional no sucede de un día para otro sino por capas paulatinas de conciencia. Una vez que estemos alertas en la cuarta dimensión se abrirán suavemente las puertas a quinta y a sexta. Aceptar la conciencia de cuarta dimensión es lo que se ha llamado el salto cuántico y es el paso más difícil del cambio dimensional ya que éste implica un profundo cambio de creencias. La cuarta dimensión es el portal hacia la conciencia Crística que se halla en la quinta. La conciencia Crística es aquella conciencia colectiva que se reconoce a sí misma como unidad.



La quinta dimensión es la frecuencia de la sabiduría y es totalmente pura energía. Es donde se encuentran los maestros ascendidos y los espíritus guías. En quinta experimentamos el fundirnos con el grupo de almas al cual pertenecemos vibracionalmente y al Ser Superior o Multidimensional. Es la dimensión donde recordamos quiénes somos y despertamos nuestra sabiduría interna. Es en esta dimensión donde se experimenta la conciencia grupal que forma un sólo Ser de mayores dimensiones. Es una frecuencia energética, no física. El tiempo es un continuo, sólo existe el ahora eterno. Muchos de los seres que están en esa dimensión, al contactarse con su sabiduría, escogen ser los guías espirituales de los que estamos en la dimensión física, como parte de su servicio en el proceso de evolución. Muchos de los seres canalizados hoy en día que se presentan como una conciencia de grupo están en quinta dimensión, así mismo, cuando hacemos contacto con nuestro Yo Superior estamos viviendo una experiencia de quinta. Como es una dimensión de luz percibimos holográficamente y en formas lumínicas de una gran intensidad, muchas veces geométricas.



La diferencia entre quinta y sexta, así como entre sexta y séptima, no es tan evidente como la de cuarta y tercera. A partir de quinta las dimensiones se encuentran solapadas o fundidas y sus fronteras son difusas, esto es debido a que estamos hablando de energía y no de materia.



La sexta dimensión es la frecuencia que se ha llamado Crística o Búdica, porque es allí donde se llega al estado de remembranza total, donde se toma responsabilidad por el Todo y se es el Todo. Es un estado de conciencia compasiva, la famosa iluminación. Es el regreso a casa, al Ser Único. En sexta el proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como Uno, es el lugar de la conciencia ilimitada y unificada. Esta frecuencia se manifiesta como individual y colectiva simultáneamente. La sexta dimensión es la creadora de las matrices morfogénicas que se manifiestan en otras dimensiones como tercera, segunda y primera. Estas matrices son las formas geométricas y las redes que llamamos geometría sagrada; son los patrones geométricos de la luz creadores de vida y responsables de su materialización.



La séptima dimensión es la frecuencia de la integración total, ya no quedan partes dispersas, la conciencia se experimenta multidimensionalmente, es decir, se tiene conocimiento de las partes que alguna vez estuvieron desmembradas en el pasado con una nueva perspectiva de integración. Allí se encuentran los seres que están y son puro amor. Es una dimensión energética donde no existe la forma. Es la dimensión del reino angélico y las conciencias de luz pura.

(Primera Parte)

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